Hidrogea es la empresa concesionaria que se encarga gestionar el suministro y tratamiento del agua potable en la ciudad de Cartagena desde hace ya años y que anteriormente era llamada Aquagest.
La empresa firmó en 2019 el nuevo convenio colectivo, el cual implicaba una subida salarial para la plantilla del 6,4%, y que Hidrogea se niega a aplicar pretendiendo que esa subida sea inferior a la pactada con anterioridad —en concreto un 1,75%—. Además de este ataque a toda la plantilla de trabajadores, la empresa pretende realizar una «reorganización» cuyo fin último es atacar al Comité de Empresa, dado sus acciones beligerantes en los últimos años por las malas prácticas y modificaciones continuadas de las condiciones laborales de la plantilla.
Es aquí donde se enmarca el ataque a la libertad sindical, pues un compañero, P.H., sindicalista de la Confederación General de Trabajadores (CGT) que ha estado trabajando más de 30 años en la empresa y que pertenecía al Comité de Empresa hasta hace apenas dos años. Este ataque por parte de la empresa se sitúa sin duda como una suerte de represalia sobre el compañero por los años anteriores de denuncias y combatividad sobre las reaccionarias dinámicas de la compañía.
A continuación, reproducimos la entrevista que realizamos al compañero afectado para conocer de primera mano el origen y situación del conflicto.
VdP: Buenos días. ¿Te importaría presentarte?
P: Sin problema, mi nombre es P.H., y pertenezco a CGT. Anteriormente ocupaba el cargo de delegado sindical de CGT en Hidrogea.
VdP: ¿Desde cuándo estás en Hidrogea?
P: Desde el año 1990, dos años antes en el servicio de aguas del Ayuntamiento en 1988.
VdP: Nos puedes contar un poco cuáles han sido las condiciones generales en cuanto a materia laboral en tu puesto de trabajo.
P: En principio era un puesto de trabajo muy tranquilo, pero desde hace dos años las cosas han cambiado, concretamente las directrices de la empresa. Se notaron principalmente en la relación humana con los jefes de departamento y los jefes de dirección. Las condiciones cada día empezaron a ser más problemáticas.
Este cambio también se ha dado en el resto de empresas de la gente que conozco, sobre todo en las empresas multinacionales. Por ejemplo en la Autoridad Portuaria de Cartagena donde estábamos todos con las orejas de punta a ver que ocurría.
Hace poco hubo un problema grave que nunca antes había ocurrido en Hidrogea: en el convenio de años anteriores se había aprobado una subida del IPC, sin embargo la empresa no quería pagarlo (a pesar de que la empresa seguía ganando dinero en lo que ellos llaman la «cuenta de resultados»). No querían pagar lo que como trabajadores nos pertenece. Este suceso fue denunciado y hubo un juicio a finales de septiembre.
Las relaciones han estado muy tensas y se han dado muchos otros problemas. A la hora de ingresar gente en la empresa el método no es tal y como se hacía habitualmente. Ahora valoran más el conocimiento técnico y de ingeniería que el trato de cara al público y la destreza como operario. Sin ir más lejos, antes éramos 98 trabajadores y ahora 78. Han prejubilado y mandado al paro a mucha gente mediante acuerdos trabajador-empresa y sin mediación sindical. La empresa cada vez tiene menos trabajadores sobre todo, como decía, en el ámbito operario y administrativo. En cuanto a técnicos e ingenieros cada vez hay mas, sin embargo estos tienen un sueldo muy bajo y deben trabajar de todo: de inspectores, de administrativos, etc., y si lo quieres bien y si no pues es lo que hay.
En resumen, la calidad del trabajo ha disminuido, pero al fin de al cabo es como operan las empresas multinacionales. Estos últimos 2-3 años la empresa ha dado un cambio profundo en relación a estos temas y así nos encontramos.
VdP: ¿Se han llegado a denunciar algunas prácticas y dinámicas concretas llevadas a cabo por Hidrogea?
P: Sí, de hecho hace poco se ha denunciado la pérdida de 8 trabajadores que teníamos en la parte técnica por el cambio de centro de trabajo. Desgraciadamente, por lo que estamos viendo, creemos y estamos casi convencidos (de ahí las denuncias) que lo que buscan es conseguir romper el convenio colectivo que esta empresa tiene desde que pertenecía al Ayuntamiento de Cartagena hace ya 70 años para formar delegados en los centros de trabajo, y es a lo que no estamos dispuestos. Hay una denuncia puesta y estamos a la espera de la resolución judicial. Esta es la denuncia principal: intentar sacar del convenio colectivo a los trabajadores mediante el traslado a otros centros de trabajo para que pierdan algo tan básico como la protección de su delegado sindical a la hora de ayudar a denunciar las condiciones derivadas de esta situación.
VdP: Nos puedes contar un poco cómo comienza el conflicto en lo relativo a tu caso.
P: Bueno, empieza un poco como os he comentado. El sindicato al que pertenezco, CGT, hizo una denuncia sobre el traslado de esos compañeros a otros centros de trabajo, y claro, a la empresa este tipo de cosas no le sienta nada bien. Todo el conflicto empieza aquí, además de la denuncia por el tema del IPC por el cual la empresa no quería asumir el coste de lo aprobado en el último convenio colectivo hace 4 años.
VdP: ¿Cuál dirías que está siendo el papel del Ayuntamiento en todo este caso?
P: Siempre habíamos tenido el apoyo del Ayuntamiento por el hecho de ser una concesión propia. Cuando la empresa quiso hacer un ERE, estando yo mismo en ese comité, fuimos a hablar con la exalcaldesa Barreiro y lo frenamos. Después, a raíz del cambio político en el Ayuntamiento también ofrecimos nuestro apoyo en todos los casos que afectaran al «núcleo de trabajadores de la empresa». Pero claro, en los últimos años esto ha cambiado. Ahora estamos dejados de la «mano de Dios». No se tiene en cuenta a los trabajadores de la empresa y la relación es nula. Lo podemos observar en lo que ha pasado con la huelga que iba a haber en la concesión de la limpieza, Lhicarsa. Automáticamente cuando el Ayuntamiento vio que se iba a haber involucrado, de una manera u otra ayudó a resolver el conflicto. Sin embargo, en nuestra empresa, por unas razones u otras, económicas o de otro tipo, no ha sido el caso y no han dado ningún tipo de ayuda.
VdP: ¿Y por qué dirías que ha pasado esto?
P: Mi idea es que tampoco hemos sabido desde el comité de empresa hacer la fuerza o hincapié necesario para que el problema se revolviera. También hay muchas razones políticas, muchos intereses que quizá no conocemos bien y otros que prefiero no comentar.
VdP: Podrías hablar un poco sobre el nivel de solidaridad que habéis encontrado dentro de los movimientos sociales y del resto de sindicatos.
P: No es que no hayamos encontrado el apoyo de otro sindicato, esto ha funcionado un poco más de la siguiente manera: si eres de un sindicato, pues ese sindicato debe apañárselas. Siempre hemos encontrado el apoyo cercano de compañeros y conocidos, pero no hemos llegado al caso de que ninguna asociación se haya manifestado oficialmente en este caso, bien por desconocimiento o bien porque no interesaba.
VdP: Estamos llegando al final, y me gustaría preguntarte, ¿cuáles son las sensaciones que se tienen después de los juicios que han tenido lugar? ¿Qué crees que puede pasar?
P: Cuando uno acude a un juicio, de primeras, siempre se tiene mucha confianza de en la justicia. Cuando hay algo que para mi y para una mayoría tanto dentro como fuera de la empresa es una injusticia clara, pues tengo la verdadera sensación de que se va a hacer justicia.
VdP: ¿Cuándo se espera que haya una resolución?
P: Nos dijeron que no hay ninguna fecha, se tardarán algunas semanas más y esperamos que sea una sentencia positiva.
VdP: Por último, ¿cuáles son los próximos pasos a dar?
P: Los próximos pasos son esperar al resultado y a partir de ahí que todo llegue a buen puerto por mi parte, intentar volver a trabajar en la empresa y salir de esta pesadilla.
VdP: Muy bien, perfecto compañero. Muchas gracias por todo y mucho ánimo en la lucha.
P: Gracias a vosotros por todo el apoyo en todos estos meses.
Joaquín Cohen